Resulta
curioso pensar que, con las duras labores diarias, las mujeres tenían tiempo
para otros menesteres. Además, si pensamos en la falta de electricidad, todavía
parece más asombroso. Pero como dice el refranero popular: <cuando mariquita
quiere, para todo se da maña>.
El
hábito de llevar el pelo largo, más bien de no cortárselo nunca, fue una cosa
normal entre nuestras féminas hasta bien entrado el siglo XX. <Una de las
costumbres de las localidades era hacer corrillos en las puertas de las casas
donde se reúnen las vecinas a coser, peinarse y ejecutar otros quehaceres
domésticos>.
Más
tarde se impuso la moda de cortarse el pelo. Aunque a España esta moda llegó
con retraso hacía 1920 en las capitales y bastante después en los
pueblos. El corte de pelo trajo consigo el uso generalizado de tenacillas
que se calentaban en las lumbres bajas de los pueblos y en los infiernillos de
petróleo y cocinas económicas de las ciudades. Se probaba siempre en un papel
de periódico para no chamuscar el pelo, y cuando estaban a la temperatura
adecuada, para marcar sin quemar, se aplicaban en la cabeza.
<<-Dime
palomita hermosa:
¿con Qué te rizas
el pelo?
-Con tenacillas
de oro
que me trajo el
habanero...>>
Copla de baile,
cantes del pueblo
Tenacillas para ondular el pelo |
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